domenica 16 ottobre 2016

24 de octubre sp. La FMA: una vida guiada e inspirada por María (Const. 1 y 4)

24 de octubre. La FMA: una vida guiada e inspirada por María (Const. 1 y 4)

1.      Con María: contemplamos la presencia y la acción de María en nuestra vida
En el origen de nuestro Instituto, dice el artículo 1 de las Constituciones, se encuentra un maravilloso entretejido de providenciales intervenciones, que ve involucrados, de manera particular, tres protagonistas: el Espíritu Santo, María Auxiliadora y San Juan Bosco. El don de Dios en favor de la juventud, en efecto, o sea la fundación de un nuevo Instituto religioso totalmente dedicado a responder a sus aspiraciones más profundas de salvación, llega a Mornese pasando a través de la doble mediación de un padre y de una madre: por obra del Espíritu Santo, en efecto, somos Hijas de Don Bosco y de María Auxiliadora. Madre Mazzarello estaba bien consciente y, por tanto, invitaba a las hermanas a observar las Constituciones, insistiendo sobre el hecho que las Constituciones «Nos las ha dado Don Bosco y Don Bosco sabe lo que quiere de nosotras María Auxiliadora...» (Maccono II, 135).

El artículo 4 retoma y explicita el tema de la «intervención directa de María», definiéndola inspiradora, Maestra y Madre. En estos tres títulos atribuidos a la Virgen, es posible ver resumido toda el acontecimiento espiritual-mariano de Don Bosco y de Madre Mazzarello: ambos, efectivamente, desde la más tierna edad, han experimentado de modo particularísimo la presencia y la guía de María. Ambos están conscientes que a Ella le deben su inspiración y sus intuiciones mejores en el campo educativo, y a su solicitud materna el éxito de iniciativas pastorales inéditas, que los han forzado a superar innumerables obstáculos y dificultades. Esta fuerte experiencia con María deja una señal totalmente profunda en la persona de los fundadores, hasta tal punto de distinguir de modo singular la elaboración de su sistema educativo, que está basado propiamente en la experiencia y en la práctica del amor preventivo. Don Bosco mismo estaba consciente, afirma Sor Piera Ruffinato: «solo con la ayuda de María, quien ha consagrado su vida a los jóvenes podrá vivir plenamente el método preventivo, superando todas las dificultades relacionales que puedan surgir» (Filialità, 358).

2.      Como María: aprendemos a actuar como Ella
En el dar una respuesta operativa a la solicitud de María que le pedía de ocuparse «también de las chicas», Don Bosco ha sabido tomar al vuelo la ocasión para expresar de modo irrevocable la propia gratitud hacia su más grande bienhechora. Su proyecto ha sido grandioso, verdaderamente enamorado de María: las FMA, en efecto, no deben solo hacer por las chicas aquello que los SDB hacen por los chicos, sino que ellas deben, además, ser el «“monumento vivo” de su gratitud a la Auxiliadora… su “gracias” prolongado en el tiempo». Este deseo del Fundador, pone a cada una de nosotras en una posición particular entre Don Bosco y María Auxiliadora. Don Bosco, de hecho, espera de cada una que, a través de toda su persona, mediante cada pequeño acto cotidiano, la Virgen pueda ver demostrado, con los hechos, ¡la gratitud y el afecto que él le tiene a Ella!
Concretamente, según el plan de Don Bosco, se trata de hacer viva y visible en el mundo, dándole manos, pies y voz, la solicitud materna de María que abraza ciertamente a todos los hijos e hijas de Dios, pero, de modo particular a los jóvenes y a las jóvenes. Para esto, estamos invitadas a ponernos, con auténtica disponibilidad de mente y de corazón, en la escuela de María, bucando hacer nuestra «su actitud de fe, de esperanza, de caridad y de perfecta unión con Cristo, y de abrinos a la humildad gozosa del “Magníficat” para ser, como Ella, “auxiliadoras”, sobre todo entre las jóvenes».

Ejercicio Espiritual:
1.      Reservo un poco de tiempo para un coloquio corazón a corazón con María, en el cual le pediré la gracia de reconocer en mi histoira y en mi presente su acción y su presencia de inspiradora, de Maestra y de Madre. Confío a Ella, explícitamente, a las personas que encuentro, las iniciativas, las alegrías, las dificultades...

2.  ¿Con cuál de las actitudes sugeridas en el artículo 4 me reconozco más débil (fe, esperanza, caridad, perfecta unión con Cristo, humildad gozosa)? Pido al Espírito Santo y a María Auxiliadora la gracia de reconocer los obstáculos que hay en mí (heridas, miedos, malos hábitos, convicciones no evangélicas) y de identificar el modo más eficaz y concreto para ¡reforzarme en eso!

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